"Diana y yo"
por Larry King
1963
La vez que
conocí a Diana fue en una fiesta en South Beach, era la inauguración del hotel
Pelican la cual duró 3 días de celebración. Yo trabajaba en mi primer programa
de entrevistas para televisión que era producido por Jackie Gleason, uno de sus
mejores amigos.
Cuando me la
presentó le dije mi nombre a lo que respondió “Querido gracias a Dios que
cambiaste tu nombre, el anterior era muy pueblerino” Aunque yo soy de Brooklyn,
no sabía si tomarlo como un insulto, un chiste o qué, pero no dudé en pedirle
que fuera una de mis primeras invitadas, a lo que ella aceptó inmediatamente.
El 7 de junio de
ese año, un mes exacto tras aquella fiesta,
nos preparábamos para la emisión del programa que era en vivo, pero ese
pequeño momento fue donde pude conocer a la verdadera Diana.
- - ¡Eso que me dijiste cuando nos conocimos fue bastante rudo! Le dije
- - Por favor querido todos saben que yo soy así, siempre digo lo primero que se me pasa por la mente. Hablo sin primero pensar.
- - ¿y eso no te ha traído muchos problemas? Cuando hice esa pregunta me remonté a la vez que dije algo inapropiado sobre Kennedy mientras que estaba en el aire. Jack, el director en esa época de la WARH no sabía si golpearme, despedirme o reírse.
- - Sí me hubiese traído problemas no sería quien soy ahora; una persona autentica que dice cosas disparatadas en una revista que todas amaban leer y digo amaban porque la esencia de Harper´s era yo y mi columna Why don´t you? ¿Alguna vez la leíste cariño? Espero que sí porque nunca más la vas a volver a ver.
- - ¡Claro que la leía! Le dije con emoción. “Era un fiel lector de tu columna y ciertamente extrañaré volverla a leer.”
Nunca
la leí, una sola vez Jackie me leyó un fragmento y me pareció tan hilarante
como vacía, pero más lo segundo que lo primero.
- - Sabes algo, yo empecé esa columna cuando entré a la revista en 1936, era un momento donde se necesitaba algo de humor y sarcasmo; luego la columna prosiguió durante más años porque tras la guerra se necesitaba un aliento para volverle a decir a las mujeres que los tiempos podían volver a ser igual o mejores que antes de semejante tragedia. En este instante, la verdad, me alegra que haya terminado, todos necesitamos continuar y reinventarnos a diario, además, estamos en el momento más excitante que los seres humanos podamos vivir, es el momento de celebrar la originalidad.
- - ¿Por qué la originalidad?
- - Cariño es la época donde podemos tener un bulto en la nariz y a nadie le importa mientras que tengas unos buenos atributos. Todo es mucho más relajado que en mis épocas; ¿Quieres colocarte un casco como los astronautas? hazlo en un maravilloso diseño de Andrée Courreges; ¿Has visto lo que hace Mary en Londres? Es increíble ver a las jóvenes con una falda corta y botas hasta las rodillas. Me gustaría ser joven otra vez y poder vivir esta época en todo su esplendor. Tener al menos el honor de usar un traje de Rabanne, pero querido ¿Te imaginas yo con eso puesto ahora?
-
Ciertamente es una época de transformación.
Si mi padre pudiera ver lo que usan ahora las
mujeres estaría tan indignado que ni siquiera se atrevería a salir de la casa.
Tras ese pequeño instante juntos me pude dar cuenta que Diane no era una
persona que hablara sin pensar, era una mujer que era tan visionaria como
temerosa. Ella sabía exactamente de lo que hablaba pero la mejor manera de
enmascarar la inteligencia que poseía y que no era bien vista o que debía estar
escondida para que no dejara en una posición incómoda al hombre era a través
del humor y que de alguna manera las mujeres asimilaban ese código secreto que
ella constantemente les enviaba. Ella nació en una época de represión para la
mujer pero eso no fue un motivo para que se detuviera, por eso los sesentas fue
la época donde ella pudo regocijarse plenamente con los cambios generacionales
y más que todo disfrutó que las mujeres
experimentaran la libertad que ella no tuvo cuando era joven.
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